El suyo puede ser uno de los Erasmus mejor rentabilizados que se recuerden. Giuseppe di Bella llegó hace ocho años a nuestro país procedente de Sicilia para cursar un año de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. Había empezado a bailar en su Milazzo natal a los 10 años, tarde para lo que se considera habitual en la profesión. Y por casualidad, porque el profesor de danza de su hermana le pidió que se uniera a la clase. Cualquier cosa con tal de no tener a este niño hiperactivo merodeando por la escuela.
Pero como hijo de notarios, lo suyo tenía que haber sido el Derecho, no la danza. Una imposición familiar que Giuseppe se quitó de encima en cuanto puso un pie en España con 21 años. “Hasta que vine aquí ni me planteaba hacer carrera como bailarín. Tenía la diplomatura de profesor de baile, así que me puse a dar clases para sacarme dos duros aparte de la beca, que ya sabes que no da para nada. Pero en realidad he hecho el camino opuesto al tradicional de un bailarín. Se suele empezar por clásico, y yo me inicié con salsa y merengue, luego hip hop y baile de salón y, por último, moderno y contemporáneo”, cuenta. Empezó impartiendo clase a cuatro alumnas en una escuela de Embajadores y, a los dos meses ya tenía treinta y dos.
Cuando en 2009 el Erasmus estaba a punto de tocar a su fin y lo reclamaban en su tierra, Giuseppe se presentó al casting de bailarines de Operación Triunfo 7. “Allí todo el mundo se conocía y me dio la impresión de que estaba todo el pescado vendido. Pero pasé las eliminatorias y de repente me vi trabajando con Myriam Benedited tres meses en Barcelona”. Una experiencia que enlazó con el musical Los 40, Más que baile, Tu cara me suena –donde coincidió de nuevo con Edurne– y así en bucle con otros programas de Gestmusic Endemol. Hasta que se abonó a Eurovisión, primero en el videoclip de Dancing In The Rain de Ruth Lorenzo y ahora como bailarín de Edurne en Amanecer, a la que acompañará sobre el escenario en Viena.
SHANGAY ⇒ ¿Cuándo empezaste a notar la popularidad?
GIUSEPPE DI BELLA ⇒ No lo sé, porque aquel Operación Triunfo no lo vio ni Dios... Si había un bailarín famoso, ese era Rafa Méndez, que era profesor y tenía mucha más visibilidad, pero yo no. Me di cuenta más tarde, cuando veía a niñas con mi nombre escrito en la cara sin yo entender nada. Lo que me ha sucedido para tener más popularidad es que he participado en programas muy comentados, desde bailar con Belén Esteban a trabajar tres años con María Teresa Campos pasando por Tu cara me suena con números como el de P!nk. Y de repente, un día estás en el metro y alguien te dice “oye, tú cara me suena”... Y yo no sé si me lo dicen de coña o en serio.
SHANGAY ⇒ ¿Son tus seguidores gays los que más te abordan?
GIUSEPPE DI BELLA ⇒ Totalmente, y me encanta. El tirón es muy fuerte, sobre todo en Instagram y las redes, donde encuentro las proposiciones más graciosas.
SHANGAY ⇒ Con Eurovisión lo notarás aún más, parece que te tienen en nómina.
GIUSEPPE DI BELLA ⇒ Es muy fuerte, porque fue todo inesperado. Al manager de Ruth Lorenzo le gustaba mucho el trabajo de Myriam y buscaba a un chico para el vídeo de Dancing In The Rain que tuviera un primer plano digno y fuera lo suficientemente grande como para cubrir a Ruth. Ni sabía quién era ella, y te garantizo que aquel rodaje fueron las 24 horas más frías que he pasado en mi vida, pero también las más entretenidas. Mi baile con Ruth ha sido hasta la fecha el más emocionante de mi vida.
SHANGAY ⇒ En Italia, Eurovisión no es un concurso muy popular. ¿Eras eurofan antes de colaborar con Ruth?
GIUSEPPE DI BELLA ⇒ No tenía ni idea de lo que era Eurovisión hasta hace unos años. Lo descubrí por primera vez en mi piso Erasmus de Delicias el año del Chikilicuatre. Vi a aquel señor con patillas dándolo todo y dije “¿qué es esto?”. Me fui informando poco a poco, y quieras o no, tres años con la Campos hacen que la cultura española más profunda te entre en las venas: Massiel, Salomé... Pero si le preguntas a mi madre, no sabe ni lo que es. Solo mis amigos, que tienen mi edad y son gays.
SHANGAY ⇒ Este año incluso te veremos sobre el escenario en Viena.
GIUSEPPE DI BELLA ⇒ Sí, pero yo ni me lo planteaba. Como Edurne y yo bailamos juntos en Tu cara me suena y la puesta en escena la hace Gestmusic, hace dos meses me llamaron para participar. Que conozcas el cuerpo de la persona con la que vas a bailar hace mucho. Si el número de P!nk lo sacamos en 6 horas, imagínate lo que podemos hacer en Eurovisión con todo el tiempo que tenemos para prepararlo.
SHANGAY ⇒ ¿Y qué tenéis planeado?
GIUSEPPE DI BELLA ⇒ Una puesta en escena muy teatral y explicativa. Hemos intentando dramatizar el texto de la canción, pero la protagonista absoluta será Edurne. Yo solo soy un elemento más para contar la historia. La canción es muy épica y queremos que la gente se olvide de la Edurne dulce para ver a la tigresa que lleva dentro. No sé si gustará o no, porque yo tampoco puedo opinar, pero la actuación estará cuidada al detalle.
SHANGAY ⇒ ¿Conseguiste acabar la carrera de Derecho?
GIUSEPPE DI BELLA ⇒ Sí, pero con mucha calma. En vez de en cinco años la terminé en siete y a distancia. Mercantil me lo saqué en OT, Procesal Civil en Mira quién baila, y así todo hasta acabar el máster en 2014... Más que nada, porque el trabajo de bailarín tiene fecha de caducidad. Pero no me veo haciendo divorcios, así que me he especializado en marcas, copyright, propiedad intelectual y derecho del entretenimiento.
SHANGAY ⇒ ¿Hasta dónde te ves como bailarín?
GIUSEPPE DI BELLA ⇒ Ni idea. Suelo decir en broma que Eurovisión es mi jubilación como bailarín, pero espero seguir bailando hasta que pueda. Es verdad que cada vez me gusta más trabajar detrás de las cámaras, no solo como coreógrafo, sino en la parte creativa que tiene que ver con la televisión y la radio [colabora en el programa Sospechosos habituales]. Bailaré lo máximo posible y ojalá quieran contar conmigo en la próxima edición de Tu cara mi suena. En cuanto se me caiga la cara de viejo y no pueda con el cuerpo, espero encontrar un hueco detrás, tanto en lo creativo como en lo jurídico. Siempre será más divertido que ocuparse de divorcios.
SHANGAY ⇒ A la de bailarín hay que sumar tu recién estrenada faceta de actor en Solo química, que se presentó en el Festival de Málaga. ¿Cómo surgió la oportunidad?
GIUSEPPE DI BELLA ⇒ Eso no se puede considerar ser actor, porque no tengo ni frase, me la han cortado al final [risas]. Fue a través de Myriam, que si lo pienso es la mujer que más me ha cambiado la vida. Alfonso Albacete, el director, había pensado meter una secuencia de baile y me quiso a mí en ella. No hablo, pero tengo un papel como boxeador y estoy todo el rato por detrás, como en la televisión. En Italia actuaba, pero nunca me he querido meter a actor aquí porque por temas de acento siempre habrá un español con mejor pronunciación que yo o un italiano con más acento, que a mí a estas alturas ya no me sale tan fácil. De momento, preferiría coger tablas como reportero o presentador. Me gustaría hacer algo en Italia, más que nada por la satisfacción que supondría para mi madre. Además, en la escala de artistas están primero los actores, después los cantantes y en lo más bajo aparecemos los bailarines. Sobre todo en España, en Italia hay mucho respeto al artista en general, mientras que aquí se suele desprestigiar o aún se asocia al bailarín con el concepto de rubia tonta que solo sabe bailar.
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